sábado, 22 de febrero de 2014

EL PINTOR, EL MÚSICO Y EL ESCRITOR - 2


Castillo de Eilean Donan (Escocia)

Luz de medianoche, luna sensible, lago oscuro de clarividencia, espejo de siluetas ensombrecidas sin reflejo pertinente. Por el quicio de la puerta, a escondidas, se cuelan aquellas miradas que observan el movimiento de quebradas ramas de árboles centenarios, alteradas por aquel viento gélido que llegaba desde tierras septentrionales. Al fondo, un muro de piedras sin quebranto, jamás vencido, nunca superado, siempre dispuesto a contener el llanto y a guardar secretos. No hubo aliento hercúleo que fuese capaz de enfrentarse a un salto mortal que lo hiciera volar hacia el espacio exterior.

Tras la muralla, un escarpado acantilado. Rocas de formas caprichosas, algunas con cientos de pequeños puñales en el centro de su seno, y aguas voraces prestas a tragarse el alma del incauto ángel divino que osara romper las barreras que separaban las esclavas cadenas de sumisión del privilegio de la libertad.

Año del Señor de 1642. Anónimo heredero y futuro rey de Inglaterra cuyo nombre debe esconderse, estas paredes sabrán guardar tu identidad y te resguardarán de traiciones. No se derramará ni una gota más de sangre real en el campo de batalla. No habrá guerra que pueda destruir tu noble linaje ni desterrar tu estirpe, nacida para gobernar los designios de tu pueblo. Yo seré tu luz. Yo te abrazaré y protegeré. Yo rezaré por ti y a tu disposición pondré cuantos hombres necesites para armar el ejército que te hará regresar a las tierras que tu padre, por amor, te obligó a abandonar.


José Antonio López Arilla © 2014