jueves, 21 de noviembre de 2013

EL MENSAJE DE LA CANCIÓN EN UNA BOTELLA

Músico en el malecón de La Habana (Agencia EFE)
Sentado en el malecón, a ratos miraba al suelo, y a ratos se dejaba deslumbrar por la cegadora luz que el sol enviaba desde el cielo como ardientes espadas de vital ilusión. Tocaba para sí, sin pensar en las decenas de personas que se situaban a su alrededor para disfrutar de las melodías que surgían por la destreza de sus dedos. Era admirado por todos. Por su música. Por su talento. Por su sonrisa. Por sus gestos amables. Por todo. Por el contrario, muy pocos sabían qué se escondía detrás del mundo que se dibujaba en el interior de aquel músico que llegó desde un lejano confín a estas tierras para que su corazón pudiera borrar las heridas de una noche para olvidar. Aquella noche en que dos copas rotas se iban a ahogar en un vino amargo que siempre iba a recordar.

Aquí tenéis la última”, decía. Y sonaba una canción. Pero, tras ella, nacía después una nueva melodía. Y una más. Y otra más. Y miraba de nuevo al cielo y trataba de imaginar el misterioso significado de cada caprichosa forma que las nubes adoptaban. Y miraba al suelo otra vez e intentaba encontrar los porqués de un origen incierto y de un final patético, de un pasado irónico y de un futuro que no iba a llegar. Y, mientras seguía rasgando las cuerdas de su guitarra, pensaba de nuevo en el objeto que recogió días atrás en la orilla de aquel mar que ahora era su hogar.

Mar azul. Mar dulce. Mar tranquilo. Mar cautivador, que me acogiste para siempre”, rezaba el mensaje de aquel papel desgastado que habitó en una botella desde hacía mucho, mucho tiempo. Y, tratando de descifrarlo, vio cómo se escapaba su vida entre versos mutilados y reproches sin sentido. Pasaron los años. Luchó. Navegó. Nadó. Voló. Y cuando el último hálito de su cada vez más leve esperanza se acercaba a sus labios, un ángel enviado desde las tierras del sol llegó para recogerlo entre sus brazos y devolverlo a la vida. Ya en tierra firme, volvió a mirar al cielo y siguió cantando su canción.


José Antonio López Arilla © 2013

No hay comentarios:

Publicar un comentario