jueves, 29 de diciembre de 2011

GLORIA A DIOS EN LAS ALTURAS

Cuando el escritor entró en aquel lugar, sintió cómo su alma se llenaba de paz. Aquella luz que llegaba del cielo a través del rosetón central de la catedral se mezcló con su razón y con la tormenta de sentimientos que inundaban lo más profundo de su ser. El escritor quería volver a sentir. Soñaba con encontrar aquello que desde hace años buscaba. Y aquella luz y aquella paz y aquel silencio lo acercaron a él. Y, aunque sabía que ni podía ni debía, lo puso a prueba. Arrodillado ante él, le pidió, no sin lágrimas en los ojos, que nada en esta vida pasara por casualidad. A cambio prometió volver pronto. Y durante horas resonó aquella canción que empezaba diciendo "Gloria a Dios en las alturas". El escritor seguirá buscando hoy respuestas perfectas a sus numerosas preguntas. Pero nadie sabe si la distancia es hoy infinitamente más corta.

2 comentarios:

  1. La distancia hoy es más larga pero los años siguen su camino y cumplirlos es parte de él. Felicidades por engañar al tiempo y al cuerpo.
    Domènec

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