domingo, 16 de septiembre de 2012

IMPOSTOR PRÍNCIPE ENCANTADO

Ojos arrasados de una tuareg (Mikel Barrero)
Es el deseo el sendero oscuro que conduce a este pesar. El deseo de tenerte y no alcanzarte, de quererte y no olvidarte. Un deseo iluso, absurdo, un imposible. Porque quiero quererte y tú no quieres. O no puedes. O no debes. Porque estando lejos no te pierdo. Ni te gano. Y estando cerca no te toco porque te escondes en este corazón, siempre cubierto y protegido, de hielo, de piedra, de plomo, de fuego. Pasa el día. Sale el sol. Se esconde. Y vuelta a empezar. Y es el tiempo, que esconde el dolor de los dolores bajo paisajes sublimes, quien se encarga de pintar con sus colores mi bucólico abandono existencial. Es el tiempo aquel médico que siempre está presto y dispuesto para atender, para cuidar y para aliviar las heridas que una relación equivocada marcó a sangre y fuego sobre la piel arrasada de aquel que un día enfermó de amor. Y tú, princesa adorable, percibes que tu alma empieza a sanar cuando no bañas sus cartas en perfumes que traen a tus recuerdos, y a tus sueños, las noches en que tu mortal caballero disfrazado de impostor príncipe encantado prometía su reino a cambio de besos fingidos. Será el tiempo el astrónomo que trazará las líneas que unirán las estrellas y marcará la distancia cuyas barreras debemos romper para que los hados cumplan con la promesa que hiciste para volver. Volver para quedarte sin echar la vista atrás. Sin pensar en lo que no fue. Planeando lo que vendrá. Convirtiendo momentos de afecto y ternura en la arrebatada pasión que siempre soñarás.


3 comentarios:

  1. Gracias por desnudarte el alma y dejar que vea tu desnudez. Mia

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  2. ¿Hace cuanto que no te leía? Al parecer hace mucho… Y que grata sorpresa me he llevado… Y al terminar de leer tu entrada, solo puedo resumirla con una palabra ¡Sublime!

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