“¿Solo fue un sueño?”, me preguntaba al
despertar aquella mañana de nostálgica melancolía.
De día y de
noche, sigues siendo, una vez más, aquel sol de madrugada al que siempre me
refiero y que aparece para recordar lo que fuiste. La luz de las estrellas no
brillaba más que tu mirada cuando, emocionada, me desarmabas recorriendo mi
cuerpo con tus pensamientos escondidos. Aquellos que tú creías que no percibía.
“¿Me sigues deseando?”, vuelvo a
preguntarme. Solo fue un sueño, sí. Un sueño que estuvo a punto de hacerse
realidad. Que se hará realidad. Algún día. ¡Quién sabe! Pero solo un sueño. Un
sueño deíctico. Hoy. Aquí. Sin más.
Las reflexiones
de un excéntrico poeta despistado y descuidado se revuelven y se mezclan con la
obligación de ser más sabio y el vano intento de ser mejor persona. Una lucha
continua, permanente y siempre presente, de naturaleza infame. Un compromiso
interior que se debate entre el deber de ser fiel a sí mismo o el tributo vital
de ser fiel a los demás. Pero sigue siendo un sueño.
Un sueño porque
te sigo buscando. Un sueño porque te voy a encontrar. Un sueño porque nunca te
fuiste. Un sueño porque volverás.
Amanece y sigo
respirando, pero no estás a mi lado. Amanece y muero porque te extraño, y pienso de nuevo que solo pudo ser un sueño. Amanece y cierro los ojos para escribir en un
papel imaginario el guion de nuestras historias vividas en eternas madrugadas
efímeras. Amanece. Amanece y este lecho helado solo extraña tu cuerpo, aunque nunca te tuvo. Pero
un deseo constante te piensa y te sueña.
Sabe el cielo
que dos caminos se cruzaron de forma clandestina allá donde el horizonte
difuminaba la luz crepuscular de nuestros anhelos. Una pasión pendiente sin más
pretensión que alcanzar la felicidad del par de seres yuxtapuestos que
guardaban en un bolsillo el dos de corazones.
José Antonio López Arilla © 2014
He aquí una forma de mostrar lo más profundo de nuestro ser: nuestro pensamiento, nuestros sentimientos, nuestras inquietudes. Una visión muy personal de la vida, de todo lo que acontece y que nos afecta y nos hace sentir. Pasado, presente y futuro. Una caja de sorpresas donde la inspiración también juega su papel. "No quiero ser cartero y morir de asco. Prefiero jugar a ser escritor y morir de hambre", dijo Charles Bukowski. Y aquellas palabras golpearon mi alma.
Josean, que precioso!!! Sigue escribiendo así para nuestro disfrute, por favor!!!
ResponderEliminarReyes.
¡Qué bonito! Me gusta como escribes, Jósean.
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