DEJAR DE IMAGINAR
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Besos frente al Big Ben |
Dejar de imaginar para descubrir. Descubrir cómo es
tu cuerpo. Y trepar por él. Y alcanzar el cielo. Sin soñar. Sin pensar. Solo
sentir. Y cerrar los ojos y rozar tu piel con mis dedos para hacerte volar.
Dejar de imaginar. Quiero pensar que despierto al amanecer y al darme la vuelta
te siento junto a mí. Aquí. O allá. O en cualquier lugar. Y aquel abrazo
imaginario se hace realidad. Y atada a mí, atado a ti, noches de diciembre,
susurraban versos, que no se olvidarán. Momentos eternos que tienen que llegar.
No se olvidarán. Que no quiero soñar. Que quiero descubrir y sentir. Y volver a
vivir. Dormir y despertar. Pasear. Que la vida es corta. ¿Para qué sufrir?
¿Para qué llorar? Cuento los días. ¿Volverás? ¡No! ¡No volverás! Seré yo. Iré.
¡Pídelo! ¡Deséalo! ¡Pídemelo! ¡Iré! ¡Vendrás! Y tu cuerpo y el mío se fundirán
en un abrazo dorado. En días de verano, en noches de invierno. Siempre. Sin lágrimas. ¡Que no quiero Dafne ni laurel! Espérame.
Llegaré. Y dejaré de imaginar para descubrir. Descubrir tu cuerpo. Trepar por
él. Y quedarme contigo. Con tu saber hacer. Con tu saber estar. Y no te dejaré
escapar. Y no me dejarás marchar.
Maravilloso, espectacular, los adjetivos que conozco se quedan cortos. Se siente intensidad, pasión, entrega total, dulzura, la intención de ser completado y no poseído, de ser amado y no utilizado, una duda y cien mil razones, alma, cuerpo y corazón en la misma dirección. Eso es lo que desprende tu entrada en el blog
ResponderEliminarEstoy totalmente contigo, anonimo, qué añadir? Que es sencillamente precioso. Sigue escribiendo así Josean.
ResponderEliminarSencillamente, precioso.
ResponderEliminarCon tu permiso publico el enlace a esta entrada en mi página de facebook.
Un abrazo